El Palacio Cabanellas, en la esquina de Sarmiento y San Luis. Art Nouveau, o Modernisme según los catalanes. El edificio lo diseñó Francesc Roca i Simó, que vino de Mallorca y Barcelona a Rosario a principio del siglo XX, se quedó menos de una década y no paró de planear fastuosos edificios como éste.
Calle San Luis, hoy, es una arteria urbana demasiado ancha con veredas demasiado angostas, casi siempre un poco sucias, pobladas de vendedores callejeros de mercancía barata y de poca calidad que compiten con los negocios establecidos en docenas de locales comerciales pequeñitos, mayormente baratos y de poca calidad, pero con ocasionales gangas y con vendedores muy motivados…
Pero no quiero repetir lo que dicen esas guías turísticas que mencionan al Cabanellas, al Fuentes, al Minetti, como “reliquias de un pasado próspero”, presumiblemente en medio de una desolación apocalíptica. El presente es próspero, a su manera. Y el Palacio Cabanellas era, originalmente, un comercio, con un marco fastuoso pero no menos costoso y elaborado que el marketing en forma de caja del Portal Rosario o de ladrillos reciclados del Alto. Los Cabanellas, Fuentes y Minetti de hoy hacen sus palacios en otras partes de la ciudad, y sus negocios directamente en otra parte.
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