Pescadores chiquitos frente a un río grandote.
Casi siempre que paso por este lugar, por el todavía inconcluso Parque Sunchales, donde un pasado de silos cerealeros mira a un futuro de grandes torres por sobre un pasto que no termina de verdear nunca, miro hacia la barranca, ignorando las severas advertencias de PELIGRO, y allí están, sobre el esqueleto de hormigón. Me miran, cuando me ven, y siguen con lo suyo. La costumbre lo puede todo, incluso en un día de poco sol y con un viento que puede llevarse hilo, caña y la pesca del día volando hacia las aguas picadas.
(Alguien notará que el cielo y el agua no se corresponden. El que nunca haya retocado una foto para hacerla “artística”, que tire la primera piedra.)
1 comentarios:
Un día abrí los ojos, y al nacer vi que yo era río.
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